sábado, 17 de agosto de 2013

Aula a la deriva

Esta es, hasta la fecha, la reseña más difícil. Se trata de una obra de los años 70 de Kazu Umezz, considerado por muchos como uno de los padres del género de terror. Por tanto estamos ante un clásico con todo lo que esto implica: diferente estilo de narración, de estilo de dibujo y, también, de género, no muy común de ver en nuestro país.

En primer lugar, el estilo gráfico es lo primero que chocará a cualquier lector, es un estilo antiguo, muy antiguo. El dibujo es de corte realista, pero más cercano a estilos occidentales que a los actuales estándares japoneses. Esto puede echar para atrás a más de uno y de dos, no es una obra vistosa, no entra de primeras por los ojos, aunque una vez acostumbrados seremos capaces de admirar su estilo añejo y un encanto que sólo tienen las obras clásicas.

Por otro lado tenemos la historia: tras un terremoto un escuela entera aparece en un lugar desértico, no hay nada alrededor más que arenas. Animales, plantas, edificios, personas, TODO ha desaparecido, con lo que esto conlleva: escasez de agua y comida, cierta anarquía, niños y niñas pequeños desde 1º de primaria hasta preadolescentes de 6º. Pronto se apodera la locura y empiezan a ocurrir desgracias dentro del centro, eso sin contar con lo que llegarán a encontrar en el exterior... una historia que engancha por su planteamiento, los misterios que plantea que hacen que quieras saber que pasa después de algo, después de lo otro, etc., y cuando te vas a dar cuenta te has leído seis tomos de unas de 350 páginas (cada uno). La lectura se hace amena, a pesar del irregular ritmo de narración en algunas partes. Como punto negativo en este apartado tenemos la madurez de los protagonistas, cuyas acciones, conocimientos y expresiones son más propias de adultos que de niños de primaria. Salvando estos pequeños defectos y su final que deja un par de cosas sin responder, la historia es cojonuda.

Y llegamos a un punto que me ha decepcionado y enfadado a partes iguales: la edición de la obra. La traducción no es perfecta, algunos bocadillos de ciertas viñetas no se si son así de deformes o que al grafista que puso diálogos de la versión española se le fue la mano con el photoshop. Además, no se si soy sólo yo que he tenido mala suerte, pero un tomo se da despegado entero, me he quedado con la cubierta en una mano y las páginas en la otra. Una chapuza monumental, que apenas he podido corregir pegándolo yo, miedo me da abrir dicho tomo. Además hay otro medio despegado. Quiero pensar que soy gafe, y que la editorial, Ponent Mon, no ha sacado semejante chapuza a la venta. Menos mal que las páginas son de un gramaje adecuado, no se trasparentan y la impresión es de calidad, porque si no iba a prenderles fuego a sus oficinas, porque vaya rabia me ha dado lo del tomo despegado D:

Como he comentado al principio se trata de una reseña complicada, es un clásico y, por tanto, muchos de sus apartados poco se parecen a los del manga actual. Además, el tema del penoso prensado de los tomos puede hacer que le baje inconscientemente la nota. 

A pesar de todo esto, me ha parecido una obra muy entretenida y recomendaría su lectura. A continuación dejo mi nota, que quiero destacar que se basa en mi criterio subjetivo sobre lo que me ha parecido.



3 comentarios:

  1. Hola,
    Soy Amiram de Ponent Mon. Creo que haz tenido mala suerte. Dime con que tomo tuviste el problema, dame una dirección y te mandaré otro.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas Amiram, el tomo en cuestión es el 3, que tal y como describo en plena lectura se despegó totalmente, se separaron el conjunto de páginas de la cubierta de cartón.

      En cuanto a mi dirección, prefiero que me des un correo electrónico para no ponerlo aquí públicamente.

      Y muchas gracias.

      Eliminar