El vampiro Staz es uno de los líderes de las bandas que controlan el infierno. Temido y respetado por sus lacayos, pero con algunas rarezas que lo hacen muy peculiar: es un apasionado del manga, el anime, los videojuegos y la cultura humana (especialmente japonesa). Pero cuando Fuyumi, una chica humana, aparece en su territorio, Staz pierde la cabeza... y su corazón.
Con una visión tan general no parece gran cosa, típico protagonista raruno con poderes que encierra un poder aún mayor y un oscuro pasado, pero que se propone conseguir sus objetivos. Y en gran parte eso es Blood Lad.
La misión que se propone Staz es resucitar a Fuyumi, que inesperadamente muere en el mundo demoníaco y se convierte en fantasma. Y el único que puede ayudarle es el escritor de un libro sobre resucitar humanos: su hermano mayor. La obra nos va presentando personajes, unos con más carisma que otros, pero siempre con un punto de vista humorístico y sencillo de seguir. Desde luego no va a pasar a la historia como una obra maestra, pero tampoco es mala. Cumple su objetivo: entretener.
Por otro lado, recientemente ha comenzado el anime, que me ha decepcionado un poco. Va muy rápido, no se detiene a dar explicaciones, y esto lo hace un poco caótico. Además el dibujo pierde personalidad, especialmente notorio en el protagonista, que a veces parece demasiado genérico. Estas primeras impresiones las redacto con sólo 3 tomos leídos. Justo al final del tercero Staz libera un gran poder y tiene una gran pelea, así que sólo pediré una cosa: ¡por favor, no lo convirtáis en un manga de batallas, está bien como está!
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